la vida sin bebé.
Pero ahora está acá
el panadero dorado
que se cuelga del ruedo de mi pollera
Es tamaño mini
sus ojos, los del padre,
la boca, la mía
pero aún así: ninguno de los dos.
Se para agarrado de la silla de mimbre
explora la botella de yogur con el mismo entusiasmo
que yo puedo explorar un cielo estrellado.
Sus manos, sus pies, tibios y enérgicos
Todo a estrenar.
La vida con
Me llenó de ojeras
de un amor
que desborda y es casi insostenible.
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